18 de enero de 2010

CUATRO FAMILIAS DE GALESH EN EL LEVANTE JUNTO CON OTRAS TANTAS DE AMPGYL

El periódico Levante ha entrevistado a cuatro familias de Galesh, y otras tantas de AMPGYL (Asociación de madres y padres de gais y lesbianas). Para ver la entrevista a esta asociación, pinchad aquí:
http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2010/01/17/lado-armario/669964.html
Y aquí está la copia de la entrevista a la gente de Galesh:
En la foto, Carlos Rodríguez, presidente de Galesh y su marido Juan Velazquez, con su hijo Sergi en su casa.
Foto: José Aleixandre
SERGI TIENE PAPÁ Y PAPI
Familias homoparentales.

La nueva generación de homosexuales sale del armario sin tapujos, puede casarse y tener hijos. Es cierto que son una minoría. Pero constituyen el mejor referente para muchos adolescentes gays incapaces de dar el primer paso. Así viven la maternidad o la esperan cuatro parejas valencianas de gays y lesbianas.

P. CERDÀ VALENCIA: ­Una pubertad difícil, una salida del armario a veces traumática, y una adolescencia y juventud marcadas por el qué dirán. Para un homosexual, los primeros años son los más difíciles. Después, sin embargo, el camino se allana. Tanto que muchos gays y lesbianas ya han alcanzado el último estadio en la «normalizacion»: el matrimonio y la formación de una familia. Es el caso de Inma (de Moncada) y Kati (de Manuel). Están casadas, viven en Xirivella y tienen un hijo de dos años llamado Max.Lo gestó y lo dio a luz Kati tras una inseminación artificial. Desde entonces, aseguran que su vida es «como la de cualquier otra pareja de padres». Con dos grandes excepciones. La primera, que ahora tienen que estar «saliendo continuamente del armario». «Cuando voy al pueblo y me ven con el niño sin antes haberme visto embarazada, pues has de dar la explicación», cuenta Inma.La segunda, las anécdotas que les depara una sociedad en transición que poco a poco se acostumbra a las familias homoparentales. «Todas las fichas que rellenamos en la guardería o en el pediatra sólo tienen la opción ´padre y madre´. Así es que hemos de tachar ´padre´ y escribir ´madre´. O que en el día del padre, nos viene el niño de la guardería con su foto dentro de un coche dibujado y el letrero de «felicidades mamá», cuenta Kati. Pero todas esas convenciones burocráticas, aunque podrían cambiarse y les facilitaría la vida, no son lo importante para ellas. «Aunque sabemos que a nuestras espaldas se harán comentarios, nunca nadie nos ha dicho nada», afirma Inma.En similares circunstancias se hallan Raquel Pallàs y su esposa Susana. Tienen una hija, Gabriela, de 2 años y tres meses. Por sorprendente que parezca, Raquel detalla que sólo ha encontrado rechazo «por parte de la gente que entiende, que es del ambiente, pero que no ha salido del armario». «Eso es vergonzoso», opina. En el resto de la sociedad han encontrado una «muy buena aceptación». Respecto al futuro de Gabriela, tiene dos certezas. Que será difícil encontrarle pareja «con dos suegras», dice en broma, y que «será más permisiva con la diferencia»La misma tolerancia han encontrado Carlos Rodríguez y Juan Velázquez, un matrimonio de homosexuales con un hijo de seis años llamado Sergi, hijo biológico de Carlos. Ellos sí que encuentran una diferencia con respecto a la familia heterosexual. «Nos vemos obligados a hacerlo mejor que los demás porque te están mirando el doble que a los demás padres por ser gay y por tener un hijo», cuenta Carlos. La vida de Sergi, explica, es «normal». Salvo pequeños detalles, como que a Carlos lo llama «papá» y a Juan lo conoce como «papi», para evitar líos. Y el día del padre, Sergi lleva dos regalos del colegio.Eso misma ansían Tobías y Paco (este último nombre es ficticio). Viven en Valencia, están casados y buscan un hijo. Ya tienen los óvulos y la chica que se prestará al proceso de subrogación maternal, vulgarmente conocido como «vientre de alquiler». El primer trasplante se realizará en febrero y esperan que el niño nazca en 2010 con una convicción que expresa Tobías: «Queremos ser padres y pensamos que estamos muy capacitados».

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