Mi hijito tiene 6 meses y seguimos yendo al Taller de Lactancia del Centro de Salud de nuestro barrio. Cada jueves por la tarde, compartimos los miedos, inseguridades dudas y prejuicios a los que nos enfrentamos las madres desde la concepción de nuestros hijos.
Todas nosotras y los bebés, nos agrupamos formando un circulo, buscamos el aquí y ahora y, relajadas, comenzamos a compartir nuestras experiencias. A medida que el tiempo pasa, los sentimientos de apoyo, tolerancia y respeto se entrelazan, las miradas de complicidad se multiplican, la empatía toma protagonismo. Y nos sentimos comprendidas.
A veces, nos sorprendemos con un nudo en la garganta al sentir las lágrimas de otra madre. Otras veces, nos enorgullecemos por las pequeñas victorias que relatan. Entonces ocurre: todas somos plenamente conscientes que somos iguales. Por encima de la tendencia sexual, por encima de la ideología, por encima de la raza o cultura todas somos Mamás.
Carmen, la matrona, nos dice que las mujeres frente al miedo y la inseguridad se agrupan y establecen lazos fuertes. Y es cierto, allí las mujeres con sus bebés son un solo ser con fuerza suficiente para decirle al mundo que lo primero son nuestros hijos, su salud y su felicidad. Y después, viene todo lo demás. Desde que nuestros bebés nacen les debemos amor exquisito y toda nuestra atención.
En este Taller nos sentimos cómodas e integradas, no hay cabida para la homofobia y los prejuicios. Una madre es una madre... y todas somos igual de vulnerables frente a la maternidad. Y, por supuesto, a nuestros bebés les da igual que la teta que les alimenta y les da consuelo sea una teta lesbiana o hetero.
Todas nosotras y los bebés, nos agrupamos formando un circulo, buscamos el aquí y ahora y, relajadas, comenzamos a compartir nuestras experiencias. A medida que el tiempo pasa, los sentimientos de apoyo, tolerancia y respeto se entrelazan, las miradas de complicidad se multiplican, la empatía toma protagonismo. Y nos sentimos comprendidas.
A veces, nos sorprendemos con un nudo en la garganta al sentir las lágrimas de otra madre. Otras veces, nos enorgullecemos por las pequeñas victorias que relatan. Entonces ocurre: todas somos plenamente conscientes que somos iguales. Por encima de la tendencia sexual, por encima de la ideología, por encima de la raza o cultura todas somos Mamás.
Carmen, la matrona, nos dice que las mujeres frente al miedo y la inseguridad se agrupan y establecen lazos fuertes. Y es cierto, allí las mujeres con sus bebés son un solo ser con fuerza suficiente para decirle al mundo que lo primero son nuestros hijos, su salud y su felicidad. Y después, viene todo lo demás. Desde que nuestros bebés nacen les debemos amor exquisito y toda nuestra atención.
En este Taller nos sentimos cómodas e integradas, no hay cabida para la homofobia y los prejuicios. Una madre es una madre... y todas somos igual de vulnerables frente a la maternidad. Y, por supuesto, a nuestros bebés les da igual que la teta que les alimenta y les da consuelo sea una teta lesbiana o hetero.
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